En la era de la Inteligencia Artificial (IA), donde los algoritmos analizan nuestras decisiones incluso antes de que las tomemos, la Unión Europea ha dado un paso audaz con la aprobación del Reglamento (UE) 2024/1689 sobre IA, que ha entrado en vigor recientemente. Esta normativa establece un marco pionero que no solo busca aprovechar los beneficios de la IA, sino también limitar sus riesgos para los derechos fundamentales. En este artículo, desgranaremos sus aspectos clave y, sobre todo, las obligaciones que impone a los responsables del despliegue, es decir, las empresas que utilizan sistemas de IA en su operativa diaria.

El Reglamento en pocas palabras: ¿Qué es y por qué debería importarme?

El Reglamento Europeo sobre IA se basa en un enfoque de gestión de riesgos, clasificando los sistemas de IA en cuatro niveles según su impacto potencial:

1.-Riesgo mínimo:

Sistemas que apenas afectan derechos fundamentales. Ejemplos típicos son los filtros de spam o los algoritmos de recomendación de películas en plataformas de streaming de plataformas como NETFLIX.

2.-Riesgo limitado:

Aquí entran herramientas más visibles, como chatbots o asistentes virtuales que interactúan con clientes. Según el Reglamento, estos sistemas deben ser transparentes, es decir, los usuarios deben saber que están hablando con una máquina.

3.-Riesgo alto:

Los sistemas que impactan áreas críticas, como la agricultura de precisión, el diagnóstico médico, la selección de personal o la gestión logística, caen en esta categoría. Por ejemplo, si una empresa agroalimentaria utiliza IA para predecir la demanda de cultivos o distribuir recursos, necesitará garantizar que estos sistemas estén registrados, supervisados y sujetos a auditorías regulares.

4.-Riesgo inaceptable (prohibido):

Es en este punto donde la ciencia ficción se convierte en pesadilla. El Reglamento prohíbe prácticas como la manipulación subliminal y la puntuación social, esa distopía tan aterradora que vimos en películas o series como “Minority Report” o “Black Mirror”, donde una mala «nota» podía costarte desde un préstamo hasta una vivienda.

Los responsables del despliegue: el centro de la regulación

El Reglamento pone un foco especial en los llamados responsables del despliegue, es decir, los usuarios entre los que se encuentran las empresas que utilizan IA para sus operaciones. Y aquí es donde muchas organizaciones deben afinar sus políticas internas porque estas obligaciones son innegociables. Veamos qué implica:

  1. Transparencia y supervisión humana

Imaginemos una empresa agrícola que usa drones con IA para monitorizar cultivos. Si este sistema sugiere desechar una parcela porque los datos indican un rendimiento bajo, ¿quién toma la decisión final? Según el Reglamento, la supervisión humana es obligatoria para garantizar que las decisiones automatizadas puedan ser revisadas y corregidas si es necesario.

  1. Documentación y registro

Los sistemas de IA clasificados como de alto riesgo están sujetos a requisitos estrictos de registro en la base de datos de la UE y deben disponer de una documentación técnica detallada. Esto implica describir cómo funcionan los algoritmos, garantizar su robustez y demostrar que son seguros y respetuosos con los derechos fundamentales.

Por ejemplo, si una empresa utiliza un sistema de IA para seleccionar personal basado en análisis curriculares, debe asegurarse de que los algoritmos no presenten sesgos que puedan discriminar por género, edad o cualquier otro factor protegido. Este tipo de sesgos puede surgir si los datos de entrenamiento reflejan prejuicios históricos, algo que el Reglamento busca prevenir de forma activa.

En resumen, la documentación debe permitir a las autoridades y auditores evaluar si el sistema cumple con las normativas europeas y si sus decisiones automatizadas son justificables y transparentes.

  1. Evaluación de impacto en derechos fundamentales

Antes de implementar un sistema de IA, las empresas deben realizar una evaluación de impacto para identificar riesgos.

Por ejemplo, una empresa del sector agroalimentario podría utilizar un sistema de IA para asignar recursos a productores agrícolas. Si este algoritmo se basa en datos históricos que favorecen a ciertas áreas geográficas o tamaños de explotación, podría discriminar a pequeños agricultores o zonas menos desarrolladas, perpetuando desigualdades injustificadas. Este tipo de análisis sería inadmisible bajo el Reglamento, que exige garantizar decisiones justas y basadas en criterios objetivos.

La evaluación de impacto permite identificar y corregir estos riesgos antes de que la IA entre en funcionamiento, asegurando que las decisiones automatizadas no vulneren derechos fundamentales.

¿Y si no cumplo con el Reglamento?

Las sanciones no son para tomárselas a la ligera. Las multas pueden alcanzar hasta 30 millones de euros o el 6% del volumen de negocio global. Además, el incumplimiento puede dañar seriamente la reputación de la empresa, algo especialmente delicado en sectores donde la confianza del cliente es clave.

La IA: ¿aliada o amenaza?

El Reglamento no pretende frenar la innovación, sino garantizar que ésta avance de manera responsable. La IA ya está revolucionando sectores como la agricultura, con sistemas de riego inteligente o predicción de plagas, pero el «lado oscuro» de la tecnología también es real y nadie quiere vivir en un mundo donde las decisiones las tome un algoritmo sin control.

¿Qué puede hacer tu empresa para cumplir con el Reglamento?

Desde Lealtadis Abogados, recomendamos tomar medidas inmediatas para evitar sorpresas desagradables. Nuestro equipo ofrece un servicio completo de compliance en IA, que incluye:

  1. Auditorías iniciales para identificar sistemas de IA en uso y clasificar su nivel de riesgo.
  2. Creación de políticas internas adaptadas al Reglamento.
  3. Formación específica para equipos directivos y operativos sobre el uso ético y legal de la IA.

En un mundo donde la tecnología avanza más rápido que la regulación, estar preparado no es solo una ventaja, es una necesidad, «más vale prevenir que sancionar”.

En LEALTADIS ABOGADOS disponemos de un equipo de profesionales especializados para resolver cualquier duda.

Departamento de Derecho Mercanti

Rocío García Adán

 

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